lunes, 8 de marzo de 2010

Algo se nos cayó

El día sábado 27 de febrero a eso de las 3:34 am. algo mucho más peligroso que el mismo Terremoto se hizo evidente y apareció majestuoso y enseñoreado: el rumor. Claro, todo lo que habíamos pensado sobre el chile del siglo 21 se vino abajo, al igual que la seguridad ciudadana impuesta hace años atrás por los líderes universales como Bush, Zapatero y Lavín. La certeza se esfumó al igual que nuestra idea de país desarrollado; hordas de delincuentes, asesinos, rastreros, piratas, violadores, todo en una misma cazuela rumorosa deambulaban libres por las calles a la espera del saqueo multitudinario de los supermercados y Minimarket. El temor, acompañado siempre del señor rumor, hicieron que el mismo golpe de estado quedara reducido a unidad subatómica en la historia de Chile.

¿Y los medios de comunicación? Se tomaron de las manos y nos abofetearon con saqueos y más saqueos, con imágenes de edificios en ruinas y caseríos llevados por el mar; muchachitos lindos de programas infanto-juveniles como “Mekano” y “Yingo” quedaron relegados (aunque sea por algunos días) al último plano de la información; enlace tras enlace vía microondas de la pantalla periodistas amateurs en conflictos internos haciendo preguntas llenas de idiotez: “¿Cómo se siente usted después del terremoto?”

Se nos cayó la certeza de creer en el vecino el cual, cada segundo, bramaba a los cuatro vientos por protección militar. Llegó el toque de queda y con ello, nuevamente, los militares a contener a las hordas de delincuentes, asesinos, rastreros, piratas, violadores, etc., que supuestamente vendrían a su casa a saquear el televisor LCD y el sofá de cuero que se había comprado hace unos meses atrás en las tiendas “Dijón”. Se nos dejó caer, desquiciadamente, el Rumor y el Temor por las avenidas y callejuelas de las grandes ciudades.

El día sábado 27 de febrero a eso de las 3:34 am. parte de nuestra libertad se cayó al suelo y con ello reaparecieron los saqueadores de cuello y corbata que utilizarán al Rumor y al Temor para saquear, de forma irreversible e instantánea a cada uno de quienes vivimos un verdadero terremoto.