sábado, 20 de noviembre de 2010

an echo vien la pega, la an echo pulenta.

Ellos saben lo que hacen y lo saben desde hace rato. Saben lo que dicen, lo estudian día tras día pues el libreto, que han escrito durante décadas, está más que leído y aprendido. Ese libreto es carne, sangre, discurso.

Les conviene que los estudiantes no aprendan habilidades argumentativas, que la historia de Chile y el mundo solo se enseñe con facsímiles viejos que aparecieron alguna vez en el diario “La cuarta” y que costaron $ 1990; les conviene que todo esté mal, pésimo, que los niños se eduquen lo peor posible; es de conveniencia suma que tanto el ministro del interior como la vocera de gobierno se dediquen a publicitar en ferias libres la "Revolución" en educación. Les conviene decir que los profesores son unos incompetentes, unos burros ignorantes, unos “ganapanes”. Para este gobierno resulta imperativo que los verdaderos profesionales de excelencia se hagan cargo: ingenieros matemáticos, sociólogos, terapeutas laborales, enfermeros, médicos y laboratoristas dentales entren al aula y hagan lo que antes se hacía de verdad: enseñar.

Insisto, ellos saben lo que hacen. Saben que con adultos analfabetos y atemorizados no hay posibilidad ni de reclamo ni de organización alguna; Pobre de aquellos que quieran interrumpir esta armonía virtual ya que serán encerrados en las nuevas cárceles concesionadas, serán tratados de antipatriotas, serán señalados con sorna y con burla. Saben lo que hacen. En sus actos no hay vacilaciones posibles puesto que en diesisiete años de diactadura adquirieron nuevas técnicas de soborno y de asesinatos "selectivos"

Han hecho bien la pega, no lo dudo. Se han enriquecido día a día gracias a leyes que permitieron que el estado se transformara en subvencionador de la Educación; leyes que le dejaron la vía libre a empresarios inescrupulosos que llenan, con dinero constante y sonante, sus ostentosos bolsillos con aquello que debería ser el rol fundamental de todo estado: EDUCAR. Señalo esto pensando en que la mayoría de los proyectos innovadores están bajo la tutela de Universidades privadas, Universidades que en el papel simplemente dicen que "no persiguen fin de lucro alguno".

Han hecho bien la pega. Contratando asesores que maquillan los rostros compungidos de los políticos como Kast que, al primer atisbo de pobreza, simplemente dicen "Señora, estamos trabajando para usted". Eso es lo verdaderamente preocupante. La Escuela, el Colegio, la Universidad es el lugar donde se enseña al individuo a pensar, en donde se desarrolla al ser en su más amplia esencia, en donde la Matemática, la Historia (Sí, La Historia), Las Artes, El Lenguaje, comulgan para satisfacer al Ser. ¿Qué ha hecho la Derecha y los regímenes totalitarios? Pulverizar la Filosofía, pulverizar el estudio de la historia, taparla con tierra fangosa para que no se hable mucho de los crímenes y torturas cometidos con anterioridad; Transformar la Matanza de la escuela Santa María de Iquique en una simple y vulgar Leyenda.

an echo vien la pega, la an echo pulenta.


martes, 16 de noviembre de 2010

El equipo no es de todos

El fútbol y la vida tienen mucho en común. La metáfora es muy simple. Cuando era niño pensaba en hacer muchos goles por la selección, jugar ante los brasileños, participar en un mundial y ser la estrella máxima del seleccionado nacional chileno. El asunto es que pasó el tiempo y me di cuenta de que era malo para la pelota, de que no había adquirido el don del goleador; me transformé en hincha, en espectador. Grité cuanto gol se daba a favor de mi equipo y pensaba, al mismo tiempo que el fútbol, como deporte que enciende la pasión más absoluta de todas, no era posible de manejar, que no era un instrumento de los poderosos para acaparar más poder. Me equivoqué.

El día en que llegó Marcelo Bielsa al equipo de todos me imaginé que algo en Chile iba a cambiar, que esa mentalidad de perder por un gol de cabeza en el último minuto frente a los Uruguayos se quedaría tan atrás como esos vagones de las empresas madereras; cuando llegó su fórmula de ir hacia adelante y presionar al rival en terreno contrario y meterlos en el arco del frente, me volvió la esperanza de por fin ganarles a los argentinos sin trampas sino que con fútbol, y que el Cóndor Rojas y los años de suspensión de una vez por todas serían olvidados por la frágil memoria colectiva de nosotros los chilenos. Nos ilusionamos, como siempre sucede en estos casos, con la idea de llegar a un mundial y por fin pasar a cuartos de final, por fin ganar algo fuera de casa, por fin dejar de ser un pueblo con cara de fútbol amateurs, con instituciones que se preocuparan por la excelencia de las personas, por la técnica y por la prolijidad. Como ven, otra vez me equivoqué.

En las elecciones de la Dirigencia del fútbol nacional se dio, otra vez, la lógica de mi país, la lógica de esta nueva (que a esta altura es vieja) forma de gobernar, la lógica de cómo se maneja Chile. Me explico aunque pueda ser repetitivo y al mismo tiempo paradójico: un grupo pequeño de dirigentes que en su ideario y fin deberían escuchar a sus hinchas simplemente hicieron oídos sordos a las “súplicas de la multitud”, al clamor popular. Ese clamor era que Bielsa (“el loco” como dice su excelencia el presidente) se quedara para que pudiéramos disfrutar de esas escasas victorias. Como sucede en la mayoría de las veces, la dirigencia, los grupos de poder, privilegiaron sus propios intereses, menospreciando los gritos que bajaban de la galería y que pedían cierto grado de cordura. Nada importa ni les importó. Para ellos si el DT es bueno en su trabajo, si lo sabe hacer, si maneja al grupo, si busca la excelencia y la perfección simplemente no tiene importancia, puesto que lo que prevalece, al fin de cuentas, es que “él” es la piedra en el Zapato, “él” es un mal educado, no está de acuerdo ni en las formas en que ellos estructuran el campeonato y ni como organizan las tareas. Acá lo primordial es que “él” no moleste, que se quede calladito y que obedezca a la jerarquía que le paga el sueldo. En este punto estoy seguro: No, no me equivoco.

El punto es que el producto selección nacional solo les pertenece a ellos, los dueños, aunque sean los hinchas los que pagan las entradas, los que a diario escuchan los comentarios de los periodistas deportivos, las formaciones de los equipos, los lesionados, etc. A mi me gusta el fútbol, me gusta la idea de que sea un deporte inclusivo, para todos, no de algunos; me gusta la idea de recordar las pichangas de barrio en donde la dedocracia del guatón que se llevaba la pelota para la casa obtuviera, al final del día, el merecido castigo multitudinario de la ley del hielo.

Nuevamente ha quedado demostrado que el Poder Político, al igual que los dueños del fútbol, jamás privilegiará a los que tienen la inventiva suficiente para demostrar que todo se puede hacer un poco mejor, que la crítica es el terrorismo y que los que queremos jugar el partido para transformar a nuestro país en una sociedad más justa, equitativa e integradora; estamos relegados, simultáneamente, inexorablemente e irremediablemente a la banca. Total, los árbitros los ponen ellos, la cancha la ponen ellos, y el equipo, al fin de todo, es de ellos no de todos.

jueves, 14 de octubre de 2010

Yo, el mundo y los otros

Del aprovechamiento es el reino de los hombres. Del sufrimiento ajeno se construyen las identidades de los otros; del morbo sobre el morbo, del oscultamiento en la intimidad de los otros se construirán, en un futuro, las historias de hombres valientes.

Después de todo, de varios días de contactos vía microondas y angustiantes caras de modelos y reporteros de televisión que expresaban, con suma singularidad, el dolor y la desesperación, los mineros fueron sacados de la tierra, extraídos de ella tal como la técnica y el poder quería: con show y transmisión en vivo y en directo.

Está más claro que nunca que esta nueva forma de gobernar siempre privilegiará el espectáculo en vez de la necesaria y profunda reflexión; esta nueva forma de gobernar que privilegiará siempre la tele - realidad en vez de la realidad misma, esa que nos muestra descarnadamente quienes somos en realidad; esa nueva forma de gobernar que prefiere siempre ensuciar con billetes frescos la hazaña de hombres que, atrapados, simplemente hicieron el acto más humilde de todos: sobrevivir.

Durante días, semanas y meses, asistimos al espectáculo de la jibarización de los discursos humanos en donde la humildad dejó paso a la soberbia, en donde la verdad solo será la excusa para el aprovechamiento de quienes buscarán, en un futuro no muy lejano, el poder, la consagración y el vituperio de la masa. Como espectadores de sofá, nos inclinaremos diariamente para ver como esa cajita infeliz nos muestra la representación de la tragedia al ritmo del reggaeton y de la pachanga de los programas de televisión.

Sin embargo, yo sigo pensando en ellos, los otros, los mineros. Para ellos ya nada será igual. Del foso a la luz y del anonimato a la “consagración”. Seguramente se les dará el nombramiento de hijos ilustres de comunas rurales que no tienen hazañas magníficas, seguramente los mismos medios, harán de esta aventura de sobrevivir, una agonía en cuerpo sobre cuerpo.

Los medios de comunicación de masas indagarán en la intimidad de cada uno de ellos; se venderán pósteres, álbunes, imágenes coleccionables en el “TV. Gramma” y el “Mc. Donnal’s” lanzará figuritas coleccionables de los mineros, cosa que los niños pequeños vayan corriendo a comprar la hamburguesa que le viene asociada. Por su parte “El Mercurio” lanzará un reportaje a página completa del presidente abriendo las manos y diciendo “bienvenidos muchachos”. El diario “Las últimas Noticias” escarbará, a páginas completas, sobre la vida marital del minero que osó (sí, osó) en engañar a su esposa sureña con una nortina que, esperanzada, aguardaba el amor indigno de un minero que seguramente quería seguir en el fondo de la mina.

Nada va a cambiar en demasía. Seguiremos durante días y meses las actividades de un presidente que se fagocitará en invitar a cada uno de ellos a jugar una pichanga en el Palacio de la Moneda. Seguiremos asistiendo al espectáculo oprobioso de los familiares raspando lo que quede de la olla. Más de alguno de los mineros, que no quedaron atrapados debajo de las rocas, se lamentará aún de no ser un mártir más, de no haber sido uno de ellos, uno de los 33 de Atacama, uno de los otros, uno de ellos.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Los números tienen lo suyo: "estamos todos mal acá arriba"

Los números tienen lo suyo. Por ejemplo hoy es 11 de septiembre del año 2010 y hace 37 años murió Salvador Allende. Jesús murió a los 33, la misma edad que tengo yo.

El número 33 es todo un número ¿Cierto? Cuando se nos comunicó la noticia a todos los chilenos de que unos mineros de allá por Copiapó estaban atrapados, nos descubrimos una vez más, solos, indefensos y, como si hubiéramos inventado la máquina de tiempo, retrocedimos al siglo XIX en donde los calicheros, con sus trajecitos blanco polvo, sacaban el ingrato material a punta de patadas y escupos; las noticias nos abofetearon, una vez más, para decirnos hey cabritos, esto sí es noticia”. Para colmo de males nuestro presidente, que de paso no estaba en país, decidió volver para “hacerse” cargo de la “liberación” de los mineros. Nótese que utilizo el verbo y el sustantivo como un hecho discursivo que tiene que ver más con la pragmática del lenguaje que con palabras sueltas y arrojadas al espacio del infinito país llamado Chile. Pues bien, los hechos se fueron sucediendo; Angustia, llanto, desesperación en vivo y en directo, más llanto y más angustia y los reporteros, que para estos casos ya tenían lista y en la mano la credencial de “Magister en tragedias” llegaron con sus móviles y sus caritas de desesperación.

Obviamente que esta era una excelente oportunidad para que el gobierno, que había obtenido un descenso en su aprobación, la aprovechara; y lo hizo. Llegaron las parkas rojas, las azules, lo enlaces en vivo y en directo, las banderas, las frases hechas y cuanto material plástico se le ocurrió al gerente de comunicaciones del gobierno poner en la parrilla de los medios televisivos, cautivando así, una vez más, a la audiencia más servil de todas. Obviamente que, cuando las noticias se extendían yo – personalmente - cambiaba la tele y veía los monitos en los canales del cable. A todo lo anterior se sumaron las palabras que hablaban de los derechos de los trabajadores, de la falta de compromiso de los empresarios mineros; se sumaron las rasgaduras de vestimenta y, aunque usted no lo crea, el mismo presidente empresario que durante mucho tiempo se aprovechó de sus propios trabajadores, también aprovechó de acusar a quienes siempre defendió con muelas y uñas: sus amigos empresarios.

Mientras tanto, acá afuera, o mejor dicho, acá arriba, se suscitaban nuestras de apoyo y gritos de "fuerza mineros" por parte de empresarios, modelos de televisión, autoridades gubernamentales, sobre todo cuanto espécimen robaba cámara para salir en la tele; estos pedían castigos ejemplares para quienes se aprovechaban de los trabajadores. Sin embargo, como siempre sucede en estos casos, el análisis nunca fue muy profundo. La ministra del trabajo abrió un cuaderno de investigación pero no habló de los derechos de los trabajadores ni de importancia de la sindicalización, que a esta altura del partido, es una verdadera lepra; poco análisis se hizo del por qué 33 hombres quedaron atrapados bajo tierra en condiciones desconocidas para nosotros.

Un día domingo del mes de agosto a eso de las una de la tarde lograron hacer contacto con estos 33 trabajadores. Obviamente y nuevamente el show estaba preparado. Piñera, que a esa altura estaba dorado por el sol, asumió con su voz fuerte, potente y llena de frases hechas, la misión de liberar a esos hombres debajo de la tierra, de liberar al trabajador de la opresión de la naturaleza. Muestra un papel, se toma su tiempo y como artista levanta los brazos y dice a los cuatro vientos y a todos los medios de comunicación presentes: "estamos todos bien acá abajo los 33”.

Obviamente que yo nuevamente reflexioné y me dije a mi mismo: acá arriba hay 16 millones de personas que no estamos bien, 16 millones de personas que no estamos siendo liberados; que estamos oprimidos, no por una roca sino que por un gobierno policial. Acá arriba las cosas están definitivamente mal, el mundo revés como dice mi amiga Mafalda. Acá arriba todavía no se solucionan problemas de fondo; se asume, por lo mismo, que los 33 que están abajo están un poco mejor.

La historia será conocida. El presidente y sus lacayos los invitarán a tomar tecito, les pagarán cuentas, le dirán lo mucho que los extrañaban; los mineros serán invitados a cuanto programa de televisión exista, y darán todas las entrevistas posibles que se puedan dar.

O quizás no. O quizás allá abajo hicieron una verdadera reflexión y más de alguno estará pensando en quedarse atrapado en el fondo de la mina.

Yo les digo mineros, profesores, pescadores, camioneros y quizás no hemos visto cuanta roca hay encima de nosotros y cuantos gritos desesperados no han tenido respuesta.

Estamos todos mal acá arriba, los 16.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Olgas en el mundo de las mil Maravillas

Hoy vi una película en el cine"Alicia en el país de las Maravillas" y me acordé de una mujer que se llamaba Olga, que tenía un oficio: vender seguros de Isapres. Me acordé de ella, no con desprecio si no con algo de pena ya que la relacioné, automáticamente, con los entes que gobiernan a nuestro país.

Me he tomado un tiempo para opinar, para expresar mi descontento con esta clase política gobernante. Con esta clase gobernante miope, sorda, lesa, que lucha día a día por hacer desaparecer de la faz de la tierra toda idea que tenga algo de progresista, que tenga algo de espíritu ciudadano, que tenga algo de ideas democráticas. No me equivoque cuando le di la bienvenida a la tele política; no me equivoqué cuando dije que la Concertación le entregó el poder en bandeja a los latifundistas, a los expertos, a los rubios con apellidos raros, a los gerentes, a los mandantes. Se los entregó, se los regaló después de 20 años; de la noche a la mañana todos aquellos que pensamos distinto nos transformamos en terroristas, en antipatriotas, en viles seres que “criticamos todo”. Obviamente que la ironía no es tan indirecta, es más bien directa, y es al mismo tiempo honesta. Los peores fantasmas ya a están aquí y tenemos que levantarnos contra ellos, refugiarnos en ideas concretas, en solidarizar con la democracia, con esa tan efímera, con esa idea tan lejana.

Sonrisas más, sonrisas menos, todos estamos nadando en un barril con agua de desmineralizada, todos somos parte del show, pagamos el espectáculo para ver programas de televisión de libre acceso como “Buenos días a todos”, “el mucho gusto” y “noticias a la hora de la tarde”; las teleseries que emulan algo de la historia de Chile. Pagamos para observar las sonrisas de la niñas estupendas hablando de cómo les quedó corte de pelo en la última visita al peluquero. Claro, es el Chile que nos vendieron o, mejor dicho, que les vendieron; es el Chile aspiracional, en donde el “jefe” le da órdenes simples y, como lacayo servil, obedece; La señora Olga, la que vende seguros de Isapres, que con suerte ha leído a Borges o a Sábato, estará feliz con las historias que le cuenta el gerente sobre su vida linda en la zona lacustre de la décima región.

Obviamente que Olga, la vendedora de seguros, alguna vez pensará en cómo va a alimentar a sus niños cuando ésta se vuelva vieja y se dé cuenta de que la protección social se le acabó. Gritará a los cuatro vientos y pedirá a auxilio, socorro sáquenme de aquí. Seguramente una ahora se está alisando el pelo y está hablando de lo comunista que soy al decirle en su cara que gracias al voto de ella se nos vinieron encima los matones de siempre, aquellos que creíamos dormían tranquilamente en su casa; El discurso del terrorismo tan bien explicado y tan bien dicho por el ministro del interior ha calado fondo en ella. Seguirá mirando el paquete de televisión light a $ 12990 que paga sagradamente los fines de mes.

Vamos Olga, despierta antes de que se sea tarde, despierta antes de que los fantasmas que ves día a día en tu televisión de alta definición se hagan realidad y liquiden lo poco que queda en tu casa. Despierta antes de que se haga más tarde y simplemente tengas que pedir auxilio y sea lo último que hagas en el mundo de las Mil maravillas.

lunes, 8 de marzo de 2010

Algo se nos cayó

El día sábado 27 de febrero a eso de las 3:34 am. algo mucho más peligroso que el mismo Terremoto se hizo evidente y apareció majestuoso y enseñoreado: el rumor. Claro, todo lo que habíamos pensado sobre el chile del siglo 21 se vino abajo, al igual que la seguridad ciudadana impuesta hace años atrás por los líderes universales como Bush, Zapatero y Lavín. La certeza se esfumó al igual que nuestra idea de país desarrollado; hordas de delincuentes, asesinos, rastreros, piratas, violadores, todo en una misma cazuela rumorosa deambulaban libres por las calles a la espera del saqueo multitudinario de los supermercados y Minimarket. El temor, acompañado siempre del señor rumor, hicieron que el mismo golpe de estado quedara reducido a unidad subatómica en la historia de Chile.

¿Y los medios de comunicación? Se tomaron de las manos y nos abofetearon con saqueos y más saqueos, con imágenes de edificios en ruinas y caseríos llevados por el mar; muchachitos lindos de programas infanto-juveniles como “Mekano” y “Yingo” quedaron relegados (aunque sea por algunos días) al último plano de la información; enlace tras enlace vía microondas de la pantalla periodistas amateurs en conflictos internos haciendo preguntas llenas de idiotez: “¿Cómo se siente usted después del terremoto?”

Se nos cayó la certeza de creer en el vecino el cual, cada segundo, bramaba a los cuatro vientos por protección militar. Llegó el toque de queda y con ello, nuevamente, los militares a contener a las hordas de delincuentes, asesinos, rastreros, piratas, violadores, etc., que supuestamente vendrían a su casa a saquear el televisor LCD y el sofá de cuero que se había comprado hace unos meses atrás en las tiendas “Dijón”. Se nos dejó caer, desquiciadamente, el Rumor y el Temor por las avenidas y callejuelas de las grandes ciudades.

El día sábado 27 de febrero a eso de las 3:34 am. parte de nuestra libertad se cayó al suelo y con ello reaparecieron los saqueadores de cuello y corbata que utilizarán al Rumor y al Temor para saquear, de forma irreversible e instantánea a cada uno de quienes vivimos un verdadero terremoto.

lunes, 18 de enero de 2010

El negociado aspiracional


Me desconcierta el triunfo de Piñera por una simple y gran razón: ¿cómo ganó? No fue precisamente por que era un “excelente” candidato sino por que, con gestos muy prácticos, convenció al electorado más servil de todos: al electorado aspiracional, el que, sin un mínimo de reconocimiento a las obras pasadas, se empezó a juntar en el mall Plaza Vespucio a disfrutar de happy hours y trozos de Pizza a $ 1500. Claro, es evidente que mucho influyó Frei a esto, ¿Pero Piñera? Bien práctico: se compró Colo – Colo y Chilevisión y con eso se aseguró estar en portada. Es evidente que se desmarcó de grandes posturas ideológicas: Hizo que ser empresario exitoso se transformara en la “aspiración” de ese electorado. ¿Qué aspira dicho electorado? Trabajar, ganar plata sin pensar mucho en nada. Digo nada, no como una contradicción a algo si no que simplemente nada. La casa aspirada como si fuera el maná que brota del dios neoliberal y sin pensar mucho en los años de torturas y de despojamiento a mansalva. Ese electorado aspiracional, que ahora está celebrando, ni siquiera sabe lo que en realidad se le espera: la privatización del aire. Es obvio pensarlo, por que si lo vemos desde la lógica de Piñera, ser político es, no solo una oportunidad de aparecer en la historia del Chile republicano, si no que también es una gran chance de hacer negocios (lícitos e ilícitos, da lo mismo) y de hacer del ciudadano aspiracional el cliente a futuro, el cliente perfecto. Los niños de hoy, de esa nueva clase de chilenos, crecerá pensando que todo, absolutamente todo es perfectamente comprable, adquirible y rentable.

La pregunta vuelve ¿cómo ganó Piñera? Según el oráculo de Delfos y las lecturas anteriores: por la fragmentación y no por los díscolos. La Concertación fue presa de sí misma y le cedió el poder a la derecha gracias a la no identificación con ideales claros. Ella se transformó en una especie de agüita de perra después del almuerzo, algo así como un trago siútico que toman los aspiracionales cuando hablan de amores tortuosos los días jueves a eso de las cinco de la tarde. Ganó por que apareció un nuevo personaje político de apellido compuesto y que suena a lo lejos como si perteneciera a la clase intelectual de nuestro país; ganó, no por ser un excelente candidato sino por que en tres años de “Desalojo”, no se fue capaz de reinventar nuevos códigos.

Aquellos que siempre hemos sido de izquierda asistiremos al espectáculo de los medios: unipolar en extremo, concentrado en grupos económicos. Ahora vamos a presenciar la verdadera intervención electoral y volveremos a los gloriosos años en donde la televisión abierta daba malos programas para alienar la crítica de aquellos que simplemente no somos aspiracionales.

Bienvenidos chilenos a este nuevo Chile, en donde las bocinas de los triunfadores es el triunfo absoluto de la caída de las utopías de antaño; bienvenidos todos aquellos que creen que el ciudadano es parte de una gran multinacional y de tarjetas plásticas.